Lo Mar en Medio
ISBN 978-9974-8597-1-5
Depósito legal N
La mar en medio
Todos los derechos reservados,
I a edición, Montevideo, Uruguay, 2017
© civiles ¡letrados
civiles iletrados editores
Castillos 2572
Montevideo, Uruguay
CP 118 00
© clvlleslletrados@gmall.com
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O clvilesiletrados
Diseño Tapa: D/G José Prieto, www.prieto.com.uy
Dlagramaclón: D/G José Prieto
Cuidado de edición: Luis Perelra
Foto: Rogelio Cuéllar
La Mar en Medio
Alfredo Fressia
civiles iletrados
nana colección ojo de rueda / 5
Impromptu íntimo
Más de una vez imaginé la casa de Alfredo en Sao Paulo. No lo
hice a partir de datos concretos entrevistos en algunos de sus
libros. La armé a mi antojo: es una casa pequeña con ventana a la
calle donde encorvándose un poco puede ver a los transeúntes.
Descubrí el tono de las paredes, adornos de madera, monedas
de dos países y libros apilados frente a una taza ennegrecida.
Hay una imagen de Yemanyá sobre la puerta que me recuerda a
unos San Jorge descubiertos en el mismo lugar de otras puertas
que van a dar a mi infancia. Frente a la taza, Alfredo rumia un
poema. Sin Juan, sin Jean, está más solo, y cada vez se siente
más lejos también, como si la frontera de Uruguay y Brasil se
desplazara en silencio, separando cada vez más un paralelo del
otro.
Esa intimidad de puertas adentro, que pocas veces vivimos en
los hechos -todos cambiamos cuando estamos delante de otro,
sea este un amigo, un amante, un familiar-, es la del Poeta de
este libro. Esa mar en medio, el camino entre el que era y el
que es. Lo perdido, por un lado, que se recupera en un asalto
de los sentidos, nos lleva al lugar y nos vuelve a la taza frente a
los libros, pero también lo que no se recupera, lo que está quién
sabe dónde, sonando o disonando, en español, en portugués,
en una mezcla de ambos idiomas. Cuando pensamos -piedad
mediante- en esos hombres y mujeres que pierden la memoria
todo es dolor para nosotros. Recuerdo, sin embargo, las palabras
de la madre de mi madre que alguna vez me dijo que quería
dejar de recordar porque continuamente la asaltaban recuerdos
que la llevaban lejos para dejarla de un golpe ahí, delante de
otra taza, delante de otra mesa. ¿Para qué tanto recuerdo? Se
preguntaba. No hace mucho Alfredo me comentó que su abuela
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Civiles iletrados □□□□ «lección ojo de rueda
gallega solía decir: Cuando un problema no tiene solución, ya
está solucionado.
A la sombra de Garcilaso de la Vega -¿o debería decir a la luz?-,
fiel amigo de otro Juan (Boscán), el Poeta de este libro explora
plantas -palabras, formas métricas- como el tan montevideano
tamarisco, que resiste donde nacen el frío y el calor más extremos
mientras camina -como si caminara hacia su calle Marsella, o a la
calle Libres de Juan Introini- hacia ese origen de una Montevideo
transformada, de un Instituto de Profesores que traen los sueños
cada tanto, de amigos, y amores que lo llaman a los gritos y que
se desvanecen cuando se detiene a mirarlos: Piel de la noche,
diente de leche, polvo que vuela con el viento del mar, condolido
de sí mismo por ser quien debe enterrar a sus muertos hasta
que sea otro Poeta quien continúe esa carrera de postas que va
a dar a la ceniza, pero que mantiene vivas las palabras propias
en la boca de los otros: Aquí yace el despojo de un poeta/Nació
bajo un eclipse, fue extranjero/ nada os pidió, labró un Edén de
ausencia/ y al fin reunió en la aurora a sus espectros.
Horacio Cavallo
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La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien , cuitado, yo tenía;
yéndome alejando cada día,
gentes, costu mbres, lenguas be pasado.
Ya de volver estoy desconfiado;
pienso remedios en mi fantasía,
y el que más cierto espero es aquel día
que acabará la vida y el cuidado.
Garcilaso de la Vega
La mar en medio
NAIF
A Pablo Atchugarry
El poema vagaba sin poeta,
por el aire giraba como un trompo
venido de la infancia y ya sin cuerda,
sin rigor de la física y sin logos,
buscaba un alma que lo recogiera
en el tiempo de los hombres, el siglo
donde nacer, después de las fronteras,
mecido por la historia o los molinos
o la sal, el Sur, el viento, otros versos
que ondean en el cielo, panaderos
soplados en la infancia contra el miedo,
poemas del poema sin palabras,
los del salto nupcial de los insectos,
babas del diablo, celo de la nada.
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La mar en medio
FALSAS VERDADES
Soy un poeta con piel de cordero,
tejo con lana las falsas verdades.
De mí doy a elegir las variedades
y cuando miento soy hombre sincero.
Confío en la trampa, juego al desespero,
confundo el Paraíso con el Hades
y hasta un libro escribí con inverdades:
de un vago Edén fui el cantor más certero.
Fue larga y honda mi amistad por Eva.
Puso en mi pecho mustios agapantos
y dejó en mis sonetos como prueba
rancio el perfume, mordaces los llantos.
Y la serpiente que cebo en la cueva
solaza a cada rima mis quebrantos.
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La mar en medio
LA MAR EN MEDIO
“La mar en medio y tierras he dejado
de cuanto bien, cuitado, yo tenía;
y yéndome alejando cada día,
gentes, costumbres, lenguas he pasado.”
Te llama la sirena de los muertos,
te queman con su lengua de aguaviva,
con sus cuerpos de anémona y corales
la mar te los devuelve cada día.
Y los vuelves a ahogar otra mañana
yéndote alejando, los pies heridos,
taparás con ahínco tus oídos
e implorarás el mástil del olvido.
El Poeta no está adentro ni afuera
y aunque escriba cuartetos alegóricos
no han cambiado gentes, costumbres, lengua,
sólo la mar en medio lo condena
a grabar en la arena el último poema.
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La mar en medio
EL POETA
En tierra árida
habrá un tronco enterrado.
Será el poeta.
Poeta en ruta.
¿Quién persigue y qué huye?
Verso horizonte
Brotes hinchados.
El poeta no crece
en tierra fértil.
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La mar en medio
EL ENDECASÍLABO
A Julio Herrera y Reissig
Hay quietud en tu alma,
las palabras, piensas,
vienen del silencio
y amaneces siempre hecho poema.
De día es tu secreto,
escribirás de noche:
"morir así, sin haber hecho nada"
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La mar en medio
PIE QUEBRADO
Soy el poema. Me digo. Ya estoy listo.
Vibro y resueno como un metal que tiembla.
En mí palpitan las rimas y resuella
el verso que piafa:
ya salta al vacío.
(Y le sobró poeta. Y le faltó un tema)
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La mar en medio
FRACASO
Llegó tarde el poema, la piedra
lanzada al azar del tablero, y pujaba al nacer
en la violencia de un volcán, el del basalto
en bruto, hecho oscuro adoquín,
era rosado el de granito,
adoquines de mi infancia
que no evocan nada
y el poema emanaba sin respuestas, cubría
el adoquinado, entre el futuro
y la calle Marsella, rocío
en las mañanas sobre la piedra que giraba
entre el blanco y el negro, sibila
de mi barrio, piedra rota
que ya no lee nada
en la lava endurecida del poema.
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La mar en medio
E LA NAVE VA
Al poeta Ademir Demarchi
Éramos todos obreros
en la embarcación desvencijada, sal y tizne
entre Santos y el suburbio.
Y dos poetas, Ademir, diluidos en el silencio
ancestral como la pobreza, o esta barca
sucia de cada jornada, idéntica en el sepia
corroído, y los años, las vidas
indigentes reunidas en la travesía
donde no se habla
y otra vez no se habla.
El motor sobre el agua contaminada es la prueba
del silencio, como las manchas
de aceite en el canal, esta fina sobrevida
humana, siempre en la estiba
del presente, sin otro futuro
que el desamparo de aquellos perros, Ademir,
los que nada esperan en el muelle, y huelen
por costumbre el pasaje de estos hombres
en la nave sin promesas del suburbio.
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La mar en medio
LA TRAVESÍA DE LA MAR EN MEDIO
Fueron cuarenta días con sus noches.
No estuve en el vientre de una ballena,
nadé en el vientre de la mar en medio,
contaminada, sucia, con sus manchas
de óleo y odio y el dolor del oprobio
humano y animal, restos de un mundo
mordido por cardúmenes enfermos.
Fueron cuarenta días y cuarenta
las noches que velé en la mar en medio.
Vi la pobreza emigrante y en tierra
un asesino constructor de cárceles,
vi el ángulo de un astro en su declive
(y a veces, sólo a veces, digo, casi
la estrella inexplicable de un alivio).
La noche era de insomnio, el día amargo.
Vi flotar durante la travesía
los esquivos testigos de mi vida,
amor y desamor familia adentro
de la infancia y afuera el desamparo,
la soledad de la tinta, el poema
de un niño en bicicleta (fue en Piriápolis).
Vi el nacer del sexo y las esperanzas
que escurrían por el adoquinado.
(El niño que saltaba entre pretiles
continuó merodeando en azoteas).
Vi la pesadilla excavando el mundo
para que el mar desagüe en aquel sótano
desmantelado tras la voladura,
en la calle Marsella, en el Reducto,
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
Alfredo Fressia
el del hueso, huero, huecos de un huérfano
de ancestros y postreros, mar en medio
para atravesar como a una ordalía.
Días y noches en la marejada,
vi el orgullo de los triunfadores
y el otro, el mudo, el de los humillados,
vi que ese orgullo vuelto en rebeldía
ardía como la medusa, ardía
hecho poesía, sal sobre la herida,
para tragar toda la mar en medio
y cruzar una vida componiendo
este diario de viaje o un poema.
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La mar en medio
EPITAFIO
Aquí yace el despojo de un poeta.
Nació bajo un eclipse, fue extranjero,
nada os pidió, labró un Edén de ausencia
y al fin reunió en la aurora a sus espectros.
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epsm sp ofo uppoepo □□□□ Sd[JAp
La mar en medio
QUIROMANCIA
Esta es la línea de tu vida,
estírala, no es dura,
recuerda la travesía, recorriste
la cuerda floja y tú decías
soy un funámbulo y lo repetías
con aire profesional
pero era un verso, un mantra
para no caer, no resbalar
del poema al vacío
de tu mano.
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La mar en medio
HORIZONTE
Más allá de los pinos está el Uruguay.
¿Y después?
Después vienen mis muertos.
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La mar en medio
SOBRE LA PIEL DE LA NOCHE
Con Juan Introiniy Jean-Francis, mis dos Juanes,
que ya no son de este mundo.
Me desliza la piel de la noche, soy arcaico
por nacimiento. Traigo conmigo el abismo aterrado
al borde de los astros y un planeta al acecho.
He visto mi perfil al carbón, la parte
sideral de la vida, tragada
en el agujero negro de los días
y yo escribía poemas buscando la salida
en el laberinto de los huesos.
Me desliza la piel de la noche, restos
de los cuerpos, mechones de cabello
como el de la cinta azul en la caja repujada,
el diente de leche engarzado en un anillo,
y perdido en cajones que daban siempre
al más allá, mis preguntas al polvo
gris que fue Jean, el que sostuve en mis manos
y que voló con el viento del mar.
Ya nadie leerá en mi mano los secretos
de las líneas como rutas, huellas, guías.
Cubre la piel de la noche
el polvo dulce de los muertos. Cubre
a Juan, la calle Libres, la de los paraísos
que entonces declinaban los días en latín, y yo los recito
desde los años 60. Y enumero los días
de salvar sanantonios, poemas, tréboles
para la buena fortuna, las cruces
de sal gruesa contra el mal de ojo.
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
Alfredo Fressia
Y la alarma del sexo que se erguía
sobre la piel de la noche,
el deslizarse suave del amor
que acababa y no acababa. Como los versos.
Como mi tiempo. Como hoy deambulo entre mis muertos
como astros y escribo
los últimos poemas, al fin la noche
abrupta de este mantra.
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La mar en medio
IMAGEN DIGITAL
AJean-Francis Aymonier, In Memoriam
En la última foto
beso tu cabeza, enorme
como la de un elefante
(hoy tu cabeza ya no existe más).
Estamos en la soledad de una sabana
(tampoco era el París de nuestra juventud)
Los dos sonreímos, incluso con los ojos.
Mi mentón está pegado a tu cráneo
y tu boca se cierra para respirar
por la traqueotomía.
Ya no esperamos nada, bramamos en el flash,
espléndidos como el orgullo
al borde del abismo.
(Mi boca mortal sigue deslizando
sobre la piel de tu cráneo)
El amor era un arte hecho de polvo y huesos
como nuestras tallas trabajadas en marfil.
Y hoy me resta este poema narrativo
(que apunta la escopeta a los recuerdos
y no acorta mi espera).
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La mar en medio
DESPERTAR
Respira, respira hondo, Alfredo, ya
todos se murieron, a ti
te tocó la tarea de enterrarlos. Ya sabes
que es duro y largo y es inútil, los reencuentras
cada día en tu café y tu pan, te vienen
a pedir explicaciones, preguntan
por qué, cómo
fue, cuándo
te juntarás a ellos, Alfredo,
al menos cuándo
tendrás las placas suficientes
de beta-amiloide en el cerebro
para encontrarte frente a un muro
de niebla, sin suelo ni cielo
ni ayer.
Es tu vez, levántate
ahora que estás solo, no
te llames a silencio
ni dejes
que el silencio clame, oye
a tus muertos
que te cuentan otra vez sus vidas
y dales voz, que sigan hablando
en cada gesto tuyo, o en tus genes
o en los alimentos, el pan de muerto
prueba que tu vida ya no te pertenece,
pruébalo cada día, no te detengas, come,
es lo que te tocó, tu saliva y tu voz,
tu esqueleto, tu caja torácica
para respirar
hondo, Alfredo, ahora
que todos se murieron y piden
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
Alfredo Fressia
un día más, una mañana,
sólo un día la imposible
tarea de enterrarlos.
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La mar en medio
LABOR ARCAICA
Vano escandir de un verso en el exilio:
sinalefas pegadas a los miedos,
hiatos puntiagudos como istmos,
esa rima viscosa en el recuerdo.
Y el poema existía desde antes
de nacer, de ser música y destino.
No habrá sitio en los versos para el vate
ni hallará entre las sílabas asilo.
Las criaturas de la mar en medio
horadaron el hueso endecasílabo.
Y suben por la médula hasta el sueño
para hundirse otra vez en el abismo.
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La mar en medio
SOUVENIR D’AUTOMNE
Fue en Praga, allá por el otoño
del año 1980, a la hora del té en el Café Europa
y él se llamaba Hyacinthe, como los gatos
deberían llamarse. Olía a jazmín
y me decía “je 1’aime encore”.
Nunca te olvidé, Hyacinthe
aux yeux verts, aux cheveux noirs, y hoy
sentado frente a la playa, entre los jazmineros
del Boulevard de la Mer, al borde
del Atlántico en América del Sur, digo
“je Taime encore” en voz alta
y me río solo mientras dos muchachos
se vuelven para mirar a un viejo que ríe sin motivos, dice
“je Taime encore” y también huele a jazmines.
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La mar en medio
IPSA SENECTUS
Al mancebo de Cartagena de Indias
Cuando lo vi
me subí sobre los escombros de mi cuerpo, trepé
a la parte más alta como si subiera a un faro
y traté de iluminarlo como si mis ojos
no estuvieran condolidos, y brillaran,
repuse los bloques de granito de mis viejas
murallas, llené las partes vaciadas
con las historias de amor que no viví,
el secreto memorial de hombres que nunca me amaron
como si ahora sí pudiera abrirme a la vida
de ese hombre joven que me mira, se acerca
y va a abrazar a su amigo, el que llegaba
cuando yo encendí candiles como faros
y velé las mismas armas que guardo hace años
en la insidiosa humedad de mis almenas.
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La mar en medio
BOTÁNICA, BÚSQUEDA EN GOOGLE
Los tamariscos o tamarices (o aun tamarises) son
arbustos o arbolillos del género Tamarix. Pueden vivir en
suelos salinos, tolerando hasta 15.000 ppm de sal soluble. La
especie crece en perenne soledad. 1
Se caracterizan por ramas finas y follaje gris verdoso.
Crecen tanto en las playas de Montevideo como en las orillas
del Jordán. 2
Son resilientes al bochorno de los veranos y en
Montevideo sobreviven a los inviernos debido a su pertinacia.
Se aferran a la arena y desafían a los vendavales. Los vientos
del Sur doblegan sus ramas de apariencia endeble, pero no
logran arrancarlas. También resisten a las mareas y soportan
las lluvias torrenciales en primavera. No son de apariencia
particularmente agradable a la vista. Tampoco presentan
perfume. Existen para resistir. 3
1 Limitan la competencia con otras plantas mediante la absorción de
la sal de las capas, la que acumulan en su follaje y desde allí van
depositando en la superficie del suelo, donde se concentra, siendo esa
sal letal para muchas otras plantas.
2 Abraham es quien planta los tamarindos (Génesis 21:33) y Saúl y sus
hijos fueron enterrados a la sombra de esta especie (1 Samuel 31:13).
3 Las hojas son perennes, pequeñas, parecidas a escamas y muy
pegadas a las ramas, de modo que pierden muy poca humedad por
la transpiración, lo que permite a estos árboles vivir en regiones
desérticas y hasta sobre dunas de arena.
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
La mar en medio
SONDEOS
Pienso remedios en mi fantasía...
.. .Amar a la dama del unicornio
o al mancebo de Cartagena de Indias,
el que abría su abrazo para otro.
Y fantasear con la farmacopea,
o esperar por el fin de los cuidados
ensayando cuartetos de un poema,
lleno de anhelos el papel en blanco.
Cesar la desconfianza y retornar
a una ciudad al Sur hecha de cera,
patrio museo de mi juventud,
beber el jugo de flores del mal,
ver brotar los sonetos de la tierra
y hallar la cura en los sueños de un albur.
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La mar en medio
GAY PORN BUSINESS
Con ser más bellos que sus propios cuerpos, tanto así
que nada saben de amor y sólo se desean, con deslizar
sobre esos cuerpos húmedos, ya bellos si de hecho
la belleza fuera materia del sexo y seña unánime de los
untuosos
orificios, y aun más codiciados que Ganímedes
por ser objeto del deseo de un tercer y ávido voyeur,
y con lucir siempre jóvenes y listos
para entregar su juventud del Middle West a los crueles
altares del Bondage o a los otros
cuerpos ágiles en la gimnasia de luces
reflejadas de la caverna gay, más flexibles
que el músculo inmemorial y vigilante
de Príapo implacable en las aras
del gozo, y no por el efímero placer de los mortales
sino por obediencia, como los ritos pertinaces del incesto
calculado en el Dad-Boy, vueltos ora adolescentes
ora audaces objetos del dolor o de un Rape-sex o el mero
Spanking,
y con ejercer su disciplina en palacetes de utilería
o bastidores de castillos kink, a sabiendas
de que sólo cuentan los rostros del olvido, sus errantes
recodos habitados por fantasmas, esos
que precedieron a estos hombres
más bellos que sus propios cuerpos,
white, black, Russian, latino, Asían, interracial
sex, melting pot del gay porn, ellos
beben impasibles del semen de Zeus
y observan, eternos, tu ser mortal y sin poesía,
reducido al acabar a esta náusea pasajera.
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
La mar en medio
CANDILEJAS
Es un hombre. Está
sentado en el muelle y mira la mar
como si la mar le prometiera una respuesta
o un consuelo.
Inmóvil, ve desfilar pasajes de su vida
sobre la línea del horizonte.
Se ve a sí mismo en la ilusión de óptica,
es una de las figuras trémulas de esa linterna mágica
o gira como una sombra chinesca.
Parado junto a una roca de la playa, un segundo hombre mide
el tamaño de la ensenada que los separa.
Para este, el primer hombre también es una sombra
chinesca sobre la línea del muelle:
no distingue sus rasgos y no imagina
qué historia se desliza en las escenas
-escurridizas como peces-
que el del muelle ve en el horizonte.
Un hombre mira a otro que mira el brillo del horizonte.
Distraídos ambos por las luces de la hora
tampoco sospechan que un día serán las siluetas
de un poema fantasioso entrevisto por un poeta venido de
Uruguay
una tarde límpida al fin del otoño
junto a las rocas de la playa en Santos
mirando hacia el muelle de los pescadores.
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
La mar en medio
TERRA INCOGNITA
“El tiempo es la imagen móvil de la inmóvil eternidad. ”
Platón
¿Añoras la mar que dejaste en medio?
Las ruinas nada dicen del pasado,
las ruinas sólo hablan en futuro.
Los restos de las naves que quemaste
navegan en tus versos, son sargazos
después del porvenir y su ilusión,
fatamorgana en que se sumergía
tu recuerdo averiado, y un destino
nacía en los vestigios del poema.
Laborioso fantasma en el ocaso,
construyes los despojos (son reliquias),
cincelas el escombro y labras piedras
amarradas al pecho del suicida.
Preparaste este verso endecasílabo
para hundirte suntuoso en el pasado,
y flotas en la elipse o el azar
de una estrella que gira en el espacio,
celeste conjetura del mañana.
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La mar en medio
DUALISMO
El más tierno abrazo
abrigaba un desamparo, y aprendimos
que en todo abandono
habrá un retorno.
Estaba hecha de olvido
la hebra de seda que borda los recuerdos
y el hilván oblicuo de la muerte
anuda las almas a la vida.
El vértigo del blanco engendra el punto negro.
Entre el sí y el no, crecimos amarrados al árbol
que alimenta con sus frutos. Y olvidamos en la aurora
el demonio de cada mediodía.
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La mar en medio
ÚLTIMO VIAJE
Soy el dueño de los presentimientos, ausculté
al borde de mi almohada,
los contaba como ecos que volvían del abismo
hechos poema.
Y me acerqué al pozo.
La aventura del verbo había ido lejos.
Lo que quedó por decir latía en penumbra
para mejor adivinar todo lo dicho, mar infinita
donde navega el viscoso animal en mi poema.
Entonces vi el coral arcaico
sobre el que deslizaba la medusa.
Aprendí a ser la anémona y la quemadura,
yo vivo entre lo dicho y lo que silencié.
Y mis preguntas caen como piedras.
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Entre el futuro y la calle Marsella
1
Soplemos los panaderos que despliega el poeta en su poema
Naíf, con el que abre el libro como se abre a la vida el poeta
innominado, el de las babas del diablo de la infancia en el verano
eterno de los niños, el del cielo borrado de una nada anterior a
la otra nada, la ubicua, la que todos tendremos a bien o a mal,
conocer, acaso reconocer. No se engaña el poeta ni engaña al
lector con este juego de paraíso infantil, que va y viene por los
poemas de Alfredo Fressia con la exactitud de la desdicha. Son tres
poemas miliares en la obertura pudorosa del poemario. En Falsas
verdades y en La mar en medio parece reasignarse desde el
pasado, el futuro que estuvo contenido en aquel pasado, como
escribió T.S.Eliot acerca del tiempo irredimible. Nadie escapa a su
futuro.
Te llama la sirena de los muertos,
te queman con su lengua de aguaviva,
con sus cuerpos de anémona y corales
la mar te los devuelve cada día.
Es cuestión de espigar: de la mar de Garcilaso, de la mar elegiaca
de Garcilaso, a esta otra orilla, se perfila una imagen pontifical,
de pie en una orilla y en otra -¿el coloso de Rodas, san Cristóbal y
el divino niño, la mujer de Lot?- del acto de caminar dejando algo
que se recuerda y observando algo que se presume, con rigurosa
exactitud, como aleve, torvo, ineluctable. El poeta del Edén, el
expulsado poeta que Fressia fue y es y sigue siendo, transita ahora
por su reino de muertos, va camino al Hades, al submundo de
rostros amados, desasidos, ingrávidos.
Como los panaderos trocados en el soplo del deseo cuando libres
escapen a las manos que los sujetan -en un extraño presente escrito
desde el futuro que, no obstante, los recuerda- como esa magia
blanca y menor que nos protege de la nada ominosa del horizonte
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Civiles iletrados □□□□ «lección ojo de rueda
futuro, como los padres que nos enseñaron ese rito lenitivo, ese
bálsamo que simboliza la voluntad del soplo -yo envío mi deseo
a volar- y la fragilidad del evento, de la eventual consolidación
del deseo. Un acto para niños con contenido adulto. El poeta nos
ha puesto en el camino del libro. ¿Hemos abandonado el Edén,
reptamos hacia el Hades?
Panaderos sobre la mar de Garcilaso, de vuelo amable, de
inocencia certificada.
2
Brotes hinchados.
El poeta no crece
en tierra fértil.
Y ya estamos dando otro paso, el paso del nacimiento del poeta
porque el escenario, acaso el telón de fondo del escenario, pintado
pobremente con restos volados desde las manos del poeta, ya nos
fue señalado. Y ahora están las armas del poeta, desplegadas ante
sus lectores: la concisión métrica robada a otras culturas poéticas
y a otras poéticas, la forma exacta del endecasílabo, el soneto
primigenio, las sílabas contadas y recontadas para que vuelen en
el aire, el conteo inútil, presidiario y la síntesis poética que le
permitirá asir una de las dos orillas de la mar en medio y a la vez
dejarlas para volver a volar como señala a texto expreso y entre
paréntesis, en voz queda, como consejo de cocina:
(Y le sobró poeta. Y le faltó un tema)
¿Qué es esta confesión de incompletud, de sistema que no logra
explicarse a sí mismo y que es la mejor definición de un mal
poema y generalmente, de un mal poeta?
62
Es la confesión pública de un fracaso, un fracaso urdido por
ese pie en esta orilla de la calle Marsella del barrio del Reducto
montevideano, con sus adoquines mudos, sus sudores automáticos,
su elocuencia chata. El siguiente poema se llama justamente,
Fracaso y nos instruye sobre la distancia -un paso desde una
orilla a otra con la mar en medio- entre el logro del poema y su
contenido posible, más allá o más acá de la manipulación artificiosa
del poeta ejercida sobre el lenguaje, lenguaje cifrado, sibilino, que
todo lo domina y todo lo puede, pero, ¿puede adivinar a Dios?
sibila
de mi barrio , piedra rota
que ya no lee nada
en la lava endurecida del poema.
3
Recapitulando: la peripecia de la vida del poeta marca al poeta,
está claro, pero los medios con los que construye el poema son
donados a la lectura del lector con elocuencia sosegada, casi con
modestia, como un mago que revelase sus trucos anticipando el
enunciado de la revelación consiguiente. Fressia elige la alegoría
del viaje -se parte desde un sitio y a otro sitio se llega- y de
cierta muerte -la propia al partir, la biológica inevitable en cada
etapa de la madurez de la vida, la de la congoja del expulsado-
la mar en medio de Garcilaso -incluso de una poética a otra,
del fulgor clásico renacentista al devenir posmoderno vertiginoso,
insaciable- y remata esta especie de sección previa, de aviso a los
navegantes con un poema de título felliniano, E la nave va, para
reforzar alegoría y símbolo, e introducirnos de paso, siempre de
paso, en otra estancia del camino, en otro transitar acaso más
doloroso por verídico, donde asoman nombres propios: el poeta
está instalado en Brasil, la melancolía tiene el dolor del destino
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Civiles iletrados □□□□ colección ojo de rueda
obrero que es como decir de la derrota y la torpe tropelía humana
sobre la naturaleza en los puertos del mundo que en Santos se
corporizan. Se advierte el estallido elegiaco.
4
Incatalogable, esa es la palabra. Descatalogado, también. Cuando
el poeta escribe: de óleo y odio y el dolor del oprobio o cuando
dice: el de hueso, huero, huesos de un huérfano, la vieja poesía, la
que no admite paráfrasis, se inclina a la mudez, vuelve al sonido
anterior, al ruido del tiempo futuro y reclama el tono de la elegía.
Esos acentos en “o” y en “u”, esas asonancias muestran el curso
de la huella mientras dejan al otro pie, el que se adivina en este
paso enorme de la mar en medio, adherido a una temporalidad de
pampa, abierta al estuario fangoso, al mentiroso plateado nacional.
Este poemario de actos -el acto del paso, el acto de la mar en
medio, el acto de pertenecer y no- está dominado por la sabiduría
poética de una voz que, estando presente, se diluye como si fuera
un jinete derivado en centauro: es lo mismo y no es lo mismo, el
viático y el que lo carga, la palabra y el fondo oscuro del sentido.
Y el poeta, el Alfredo aconsejado por el otro Alfredo, uno en
una orilla de sobrevivientes y el otro Alfredo, avizorando en el
despertar fatigoso y cotidiano, el sueño que lo demanda.
5
Y también está el amor, su recuerdo, la esbelta belleza de los
cuerpos jóvenes, un cernudiano recuento de amores fugaces -y
el oxímoron que habita en la anterior expresión- la vuelta atrás
por el deseo, la nostalgia amortiguada por la observación objetiva
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-zonas amatorias colocadas entre búsquedas en google y sitios
pomo- configuraciones de una pena dulce que se disipa cuando
se la recuerda pero arde allí, como la luz de un fósforo. Y las
ciudades del viajero, el cainita al que se le niega el descanso por
imperio de un Dios fijo, inescrutable, asequible acaso a alguna de
las “mandas” adivinatorias y escrupulosas que el poeta practica.
Ha pasado el tiempo Alfredo Fressia, y sólo el poeta puede -es
el único que puede- instilarlo en tres versos, como tres gotas
agregadas a la mar mediada:
¿Añoras la mar que dejaste en medio?
Las ruinas nada dicen del pasado,
las ruinas sólo hablan en futuro.
Alvaro Ojeda
Montevideo, Parque de los Aliados, 2017.
65
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Alfredo Fressia nació en Montevideo, Uruguay, en 1948. Es
poeta y traductor. Enseñó letras francesas durante 44 años.
Profesor de Literatura, fue destituido de la enseñanza por la
dictadura uruguaya. Se instala entonces en Sao Paulo, Brasil,
donde reside desde 1976. Ha ejercido la crítica literaria en medios
de Uruguay, Brasil y México. Su obra poética ha sido traducida
al portugués, inglés, francés, rumano, italiano, griego y turco.
Su primer poemario fue publicado en 1973 y los más recientes
en 2013, cuando completó cuarenta años de poesía. Recibió
varias distinciones y fue jurado de Premios internacionales.
Ha sido editor de la revista mexicana de poesía La Otra en
su versión impresa. Dictó clases en Marshal University, WV,
Ohio State University de Columbus, Fundación para las Letras
Mexicanas, entre otras instituciones. Ha presentado su obra en
instituciones de países como Uruguay, Brasil, Chile, Argentina,
Colombia, Nicaragua, República Dominicana, México, EEUU,
Francia, Turquía.. Sus poemarios más recientes son Poeta en el
Edén (Montevideo/México, 2012, reeditado en 2016 Argentina),
Cuarenta años de poesía (Montevideo, 2013), la edición bilingüe
Clandestin (Harmattan, París, 2013) y Susurro Sur (Valparaíso,
México, 2016).
Obras
• Un esqueleto azul y otra agonía. Ediciones de la Banda
Oriental. Montevideo. 1973- Primer Premio Nacional del
Ministerio de Educación y Cultura.
• Clave final. Ediciones del Mirador. Montevideo. 1982.
• Noticias extranjeras. Ediciones del Mirador. Montevideo. 1984.
• Destino: Rúa Aurora. Original portugués: Ediqao do Autor.
Sao Paulo. Primeira e segunda ediqóes. 1986. / Versión en
español: Mafia Rosa. Ciudad de México. 2012. / Nueva versión
en portugués: Lumme Editor. Sao Paulo. 2012.
• Cuarenta poemas. Ediciones de UNO. Montevideo. 1989-
• Frontera móvil. Aymara. Colección Arequita. Montevideo.
1997. Premio del Ministerio de Educación y Cultura .
• El futuro/O futuro. Edición bilingüe. Versión portuguesa a
cargo de Herminio Chaves Fernandes. Ediyóes Tema. Lisboa
(Portugal). 1998. Plaquette com desenhos de Francisco dos
Santos. Lumme Editor. Sao Paulo. 2012.
• Amores impares. Collage de poesía creado sobre textos de
nueve poetas uruguayos. Aymara. Colección Cuestiones.
Montevideo. 1998.
• Veloz eternidad. Vintén Editor. Montevideo. 1999- Premio del
Ministerio de Educación y Cultura.
• Eclipse. Cierta poesía 1973-2003. Civiles iletrados. Montevideo-
Maldonado. 2003. / Alforja Conaculta-Fonca, Colección Azor,
México D.F., 2006. / Melón Editora. Buenos Aires. 2013.
Civiles iletrados □□□□ «lección ojo de rueda
Ciudad de papel. Crónicas en movimiento. Trilce. Montevideo.
2009.
Senryu o El árbol de las sílabas. Linardi y Risso. Col. La hoja
que piensa. Montevideo, 2008. Premio Bartolomé Hidalgo
2008.
Canto desalojado. Antología bilingüe, prefaciada por Dirceu
Villa e epilogada por Rodrigo Petronio. Lumme Editor. Sao
Paulo, 2010.
El memorial de hombres que me amaron. Mafia Rosa. Ciudad
de México. 2012.
Poeta en el Edén. Prefacio de Hernán Bravo Varela. La Cabra
Ediciones. Colección del Mirador. Ciudad de México. 2012. /
Civiles iletrados. Montevideo. 2012. / Editora Lisboa, Buenos
Aires, 2016.
Homo Poemas. Trópico Sur. Punta del Este. 2012.
Cuarenta años de Poesía. Ediciones Lo Que Vendrá.
Montevideo. 2013-
Clandestin. L'Harmattan. París. 2013-
Susurro Sur. Valparaíso México. Ciudad de México. 2016.
ÍNDICE
Impromptu íntimo. Por Horacio Cavallo .
Naif . 11
Falsas verdades. 13
La mar en medio. 15
El poeta . 17
El endecasílabo. 19
Pie quebrado. 21
Fracaso . 23
E la nave va. 25
La travesía de la mar en medio. 27
Epitafio . 29
Quiromancia. 31
Horizonte. 33
Sobre la piel de la noche. 35
Imagen digital. 37
Despertar. 39
Labor arcaica. 41
Souvenir d’automne. 43
Ipsa senectus. 45
Botánica, búsqueda en Google. 47
Sondeos . 49
Gay Porn Business. 51
Candilejas. 53
Terra incógnita. 55
Dualismo. 57
Último viaje. 59
Entre el futuro y la calle Marsella. Por Alvaro Ojeda
61
, □
civiles iletrglos □
■ catálogo
□
última salida
5/ La tibieza del río, Melba Guarigtig, 2016, poesía
4 / Poemas que ¡dieron la vuelta al mundo,
Fernandez de Pelleja, 2016, poesía
3/ Conversaciones en Do Murrio, Sonla Cdcagno, 2016, relatos,
2 / Retrato para mejorar el cuerpo de una bailarina,
Elena Vázquez Guerrero, 2016, poesía,
1 / Otros rituales, Alejandro MIcftoÉna, 2016, poesía
ojo de rueda
6 / La mar en meollo, Alfredo Fressial, 2017j poesía.
4 / La noche y su futido, Cristha Perl Frisa, 2016, poesía,
3 / Poeta en el Eclcn, Miedo Frcsaa, 2012, poesía.
2 / Pajaro en el pato, antología personal, Horado Fiobelkorn, 2011, poesía.
11 Noche con posibilidades, Laura Wincr 2011, poesía.
fuera del mapa
4 / El filo de la luz, Elena Lafert, 2013, poesía.
3 / Poemas desde un peugot rojo y una carretera quieta,
Fernández de Patoja, 2011, poesía,
2 / Genealogía del ocio, Leonardo Lesd, 2010, poesía,
$ | Un mundo diferente, Elena Lafert, 2010, poesía
la más mincha
2/ Sigiloso dinosaurio, Cecilia Ríos, 2011, relatos,
1 / La frontera sera como un tenue campo de manzanillas,
Eider Silva, 2007 poesía.
colección de náufragos
18 / Equilibrios del bosque, Blanca Bruñí. 2006, poesía
17 / Manual para seducir poetisas, Luis Perelra, 2004, poesía
16/ Cartas, Ineslrabal, 2003, poesía.
15/ La liora violeta, Elena Lalort, 2003, poesía,
14/ Botellas y sobremodos, Jorge Meretta, 2003, poesía.
13 / Luz de cualquiera de (os doce; meses, Alvaro Ojeda, 2003, poesía
12/ Vidrios, Alfredo Fontlcell, 2003, narrativa,
11 / Círculo de Sangre, Helena Corbelim, 2002, poesía,
10/ Midland, Enrique Baca, 2002, poesía.
9/ Mal de Ausencias, Eider Silva, 2002, poesía.
8 / La vida y otros contratos, Gustavo Lacra, 2001, poesía,
7 / Porlland, Alejandro Eerrelro, 2000, narratva
6/ Encrucijada de almas (un trípticos, Alfredo Fontlcell, 2000, narrativa,
5 / Cuentos de hacías y Del miedo y sus racimos,
Raque! Diana, 1999, teatro.
4 1 Retrato de mujer azul, Luis Remira, 1998, poesía.
3 / Cuaderno de Nueva York, Víctor Cunda, 1998, poesía,
2 / Incendio Intencional, Gabriel DI Leone, 1997, poesía.
1 / Fotonovela, canción de perdedores, Eider Silva, 1996, poesía,
serie del malabarista
1 / Eclipse, cierta poesía,, 1973 - 2003, Alfredo Fresóla, 2003,
letras de familia
1 / Crónicas Marcianas y Ur uguayas,
Marciano Durán, primera edición 2003, segunda edición 2004.
Impreso en Tradinco
Abril de 2017
300 ejemplares
Minas 1377, Montevideo, Uruguay
www,tradinco,com.uy
Alfredo fressia
La Mar en Medio
A la sombra de Garcilaso de la Vega (...) el poeta de este libro
explora plantas -palabras, formas métricas- como ei tan monte¬
videano tamarisco, mientras camina -como si caminara hacia su
calle Marsella, o a la calle Libres- hacia ese origen de una Montevi¬
deo transformada, de amigos, y amores que lo llaman a los gritos y
que se desvanecen cuando se detiene a mirarlos: Piel de la noche,
diente de leche, polvo que vuela con el viento del mar, condolido de
sí mismo por ser quien debe enterrar a sus muertos hasta que sea
otro Poeta quien continúe esa carrera de postas que va a dar a la
ceniza, pero que mantiene vivas las palabras propias en la boca de
los otros: Aquí yace el despojo de un poeta/Nació bajo un eclipse,
fue extranjero/ nada os pidió, labró un Edén de ausencia/y al fin
reunió en la aurora a sus espectros.
Horacio Cavallo
Alfredo Fressia Nación en Montevideo, 1948. Poeta y traductor,
enseñó letras francesas durante 44 años. Profesor de Literatu¬
ra, fue destituido por la dictadura uruguaya. Reside en Sao Paulo,
Brasil, desde 1976. Sus poemarios más recientes son Poeta en el
Edén y Homo Poemas (2012), Cuarenta años de Poesía y Clandes-
tin (2013), y Susurro Sur (2016).
Civiles iletrados □
□ editores
□
ISBN: 978-9974-8597-1-5
9 789974
859715